sábado, 5 de junio de 2010

La tajante dictadura de lo escrito

... no matarás... pero cuando detectaste las miradas lascivas entre el cachorro y la Magdala, ¿Dónde guardaste el secreto que el viejo lo supo?... ¿y las viejas leyes?... salvar el honor de la sagrada familia y conservar intactas las buenas costumbres, ¿era relevante?, ahora viene otra pregunta y luego la siguiente y persiste el escrutinio y entonces verás cómo el sudor nace de tu carne, flagelo del espíritu, ¿y el dolor de la mujer, el hombre... del amor?... demostrar poderío, ¿eso es lo importante?.
... no matarás... piensas... concentras tus labios resecos en las palabras mudas... me crearon para mantener el orden de las cosas a cualquier precio... ahora dices que esa es la esencia de tu sangre... lo escrito es ley y no se discute, se acata y el sistema es bastante claro, ¡nadie!... ni siquiera él puede alterar los designios divinos.., ¿esto es una especie de tiranía celestial o algo semejante, que señala el destino de las cosas y los hombres y se acabó?, porque así sucedió con el estúpido de Judas... ¿recuerdas la combinación de sus pies sucios y mal olientes colgando a dos metros del suelo terrenoso?, acuérdate de la facilidad con que cumpliste la tarea, buscar un traidor para montar la historia, porque se ha visto que a ésta la escriben los traidores, y luego, a desaparecer al malo, infundir en su cabeza un poco de esquizofrenia, paranoia y extremosos grados de remordimientos... ¿por qué no llegó la compasión de la que tanto y tantos han hablado?.

... no matarás... sucedió con el mesías y la pecadora, extinguir su fuego se volvió tú prioridad omnipotente, desaparecer a la Magdala hubiera sido la solución, ¿y sin embargo era necesario ser tan radical?... aparte del cachorro a quién le hubiera importado la ausencia de una puta... y seguirás soñando... la moral conservadora y las pulgas del viejo quizá iban a tolerar los amoríos apócrifos de su benjamín, ¡pero Juan!... buscarás excusas... ¡lo de Juan si no tuvo madre!, debió cuidarse las espaldas, el cachorro sabe cómo es esto, sentirás que la razón está de tu lado... uno siempre anda cerca, él debió ser más discreto... discreto... discreto, repetirás con furia la palabra... discreto, la maldita palabra... discreto... y tus oídos sentirán un taladro en los tímpanos... discreto, ahora recorres tu interior... discreto, la buscas... discreto, y querrás tomarla por el cuello y matarla como a tantos... discreto, con ese coraje que revienta los tejidos, con esas putas ganas de matar... discreto, de volver a matar.
... no matarás... otra excusa, más disculpas... nosotros sólo vigilamos que lo escrito se cumpla, volverá el eterno discurso... no es nada personal, la verdad pesa demasiado, no sabes cuándo, pero cierto día llegó como el piquete de un animal ponzoñoso, se filtró en tus venas, sin prisa, todo cae por su propio peso, ahora no aguantas la carga, no es suficiente esconderse en la penumbra, aún ahí te encuentra, te recuerda lo que eres, miras al espejo... no hay nada, porque eso eres, ¡nada!.


... no matarás... aceptas el destino, por instantes te cuestionas, perdonas... en ocasiones los mandatos son demasiado excesivos y me hacen parecer como el peor hijo de mierda sobre el universo... pero luego contemplas la realidad... eres el peor hijo de mierda sobre el universo, y no tiene caso tomar tus cabellos y arrancarlos con rencor del cuero cabelludo, sí, son unos miserables, pero no menos que el resto de tu cuerpo... no menos que el resto de ti.
... no matarás... así es la sagrada palabra, nos guste o no, hay un pequeño bálsamo... yo no escribí nada, y si yo soy un... no lo dices... él también lo es... y más, qué fácil culpar a los otros, la falta de huevos es común en los cobardes que tiran la piedra y esconden la mano, pero no te sirve ya no funciona no tiene efecto, abusaste demasiado de ese argumento y como cualquier droga, primero te llevó al éxtasis, ahora te hunde... yo no escribí nada, te ahoga... no escribí nada, te hunde... nada, yo no escribí nada, por el viejo que te ahoga... nada, por el viejo que te hunde.
... no matarás... lo has hecho infinidad de veces, ¿quién dejó entrar a la serpiente en el paraíso?, ahora lo recuerdas, no fue ni Eva ni la chingada, ¡fuiste tú cabrón!, tú... tú, y repites con fuerza... tú, tú, tú, tú, y ahí estará de nuevo la evasión... tú, soslayando tu culpa... tú... ¿por qué así?, de pronto sin avisar, sigue, pregunta todo lo que quieras, ¿es buena terapia?... ¡sorpresa!, no lo es; tus manos se han teñido de rojo una y otra vez, la sucia encomienda se volvió el pan de cada día, Julio César, Napoleón, Hitler, Stalin, Gandhi, Luther King, la inquisición, la conquista de América, la Bastilla, Morelos, Zapata, Bolívar, los Yaquis, la raza negra, el 68, Nicaragua, Chile, Argentina... por qué ahora el remordimiento... no es lo mismo un desconocido que morder la mano del amo, pero así es esto... yo no lo escribí, yo no lo escribí, sigue soslayando todo, así es esto y tú lo sabes.
... no matarás..., esquiva la culpa, hay tiempo, raquítico pero lo hay, juzga, júzgalo, siempre lo has hecho, júzgalo juzga juzga júzgalo juzga tu culpa en las barbas del otro, ¿qué no siempre lo haces?, observa, atérrate de la frialdad con la que ordena manchar tus manos, ¿o no fue él quien dio la orden para ahogar a esos estúpidos?, ¿no fue él... no fue él... quien escribió las sagradas leyes... no fue él?.
... no matarás... qué más da culparlo con todas las agravantes, hacer un juicio a sus espaldas mientras él es objeto de halagos por la corte, a la par que sus dedos arrugados jalan un par de uvas del hermoso racimo que la charola de plata le ofrece, para introducirlas despacio en esa cueva mortal de la que han salido las historias del hombre, qué más da, siempre has dicho que el que a hierro mata a hierro muere... ¿no es él quien preside los juicios y sentencia sin piedad los actos mundanos, por qué no enjuiciarlo entonces, qué te detiene que no lo hizo antes?, ¿cuánto trabajo cuesta levantar el arma y dar el golpe... cuánto?.
... no matarás... sonríe, ahora sonríe, vas a sacar una vacilada... la vida da tantas vueltas, un día le hiciste al traidor con el cachorro, se criaron juntos, se entrenaron para esto, un dios, una sombra que ataca destruye y se evapora, una sombra, un dios que ataca destruye y se evapora, y te decías su amigo... vacilada, esto es una vacilada, piensas que afortunadamente él entendió que no fue asunto tuyo... no tuve otra opción, ya sabes... tu padre... mi deber... perdóname... perdóname..., lamentas los malditos segundos en que pronunciaste esa palabra... perdóname, te repites incesantemente, y todavía te paralizas ante la sonrisa discreta que se pinta paulatina entre los labios del lobezno... entre sus barbas mancilladas tras el duro calvario de los días pasados... él dice perdón,... un perdón siempre sereno, conservando la figura erguida, la voz calmada, “yo te obligué a esto... perdón”, pero tú no le crees... no crees que exista alguien capaz de olvidar, capaz de perdonar, no le creíste y no le crees ahora, cuando al fondo de la enorme sala se acerca al viejo y le regala una sonrisa, la misma que te dio, con esos mismos ojos entre abiertos, brillosos, clavados en el interior del cuerpo, desnudando las entrañas, lo más recóndito de los pensamientos... esos ojos que te dan miedo.
... no matarás... ¡mira!, tiemblas, tus piernas están flácidas, sientes cómo se derrumba cada uno de tus poros, los brazos pesan y tiemblan, todo se mueve, ¿sientes nauseas?, no aguantas, ya no aguantas, quieres que salga de una buena vez, la garganta se amarga, la lengua se cubre de ese líquido viscoso, es como la erupción de un volcán devastador, explota cuando ya no resiste tanto fuego en su estómago, quieres que salga... que salga de una puta vez, no es tu problema, no tiene nada que ver con el aprecio, cumples tu deber y ya, para eso te crearon, imponer el orden a costa de todo... de todos, el viejo es terrible, nefasto, aunque no deja de ser el creador, el amo, pero además ¡tú creador!, te contradices, la confrontación interna, nada peor que un debate moral entre uno mismo, eres terco, no es tu problema, insistes, no tiene que ver con el aprecio, iba a suceder tarde o temprano, así está escrito... y si no soy yo, otro lo hará... pero por qué así, no hay respuesta, no sabes dónde está, no alcanzas a entender tanto rencor... es su hijo, el heredero, de cualquier forma esto será para él, no encuentras la lógica al asunto, no hace falta, la lógica se perdió en aquellos maderos, con Magdala, Juan, Judas, con tantos nombres, la lógica se perdió entre los sollozos del cachorro, ¿recuerdas cómo lloró su regreso, recuerdas... ahora lo recuerdas... ahora hayas la lógica?
... no matarás... hay cosas que no encajan, es cierto, pero no cierres los ojos, ya no hay tiempo, se agotó la duda, se están despidiendo, en seguida entrarán a la habitación, no es fácil y aún no lo haces, tampoco lo será en unos minutos y tendrás que hacerlo, como sea él te formó y ha sido el amo desde que tienes memoria, pero no te vayas con la finta, la imagen no siempre refleja la realidad, y la conoces de sobra, además no olvides el origen de la existencia que te pesa, piensa, esto se iba a dar, se tenía que dar... sí, pero no soñaste con ser el responsable, en fin, quieras o no... ha llegado la hora en que el lobezno debe portar la corona... así está designado, es el sucesor y es su derecho, y no eres el más capacitado y ni debes siquiera pensar en alterar la historia, tu oscura presencia sólo forma parte de la tajante dictadura de lo escrito, de manera que basta de diálogo y no se diga más, cuando ingresen, levanta el arma, tómala con fuerza que el cachorro espera esa lealtad, la reivindicación del amigo después de tanto tiempo, no olvides su perdón..., y sobre todo, que no se te olvide, cuando el lobezno haga la señal de la cruz, te acercas sigiloso al viejo, le das el golpe y al caer... lo rematas.
Rogelio Carillo Duarte

No hay comentarios:

Publicar un comentario